lunes, 1 de octubre de 2007

Madrid-Lozoya-El Escorial-Navalagamella

Madrid-Lozoya-Navacerrada-El Escorial-Robledo-Navalagamella-Madrid
Dist. aprox.: 350 Kmts. Sábado, 2 de Septbre de 2007

Salimos de Madrid por la A-1 hasta el desvío a Lozoya (M-604) donde comenzamos realmente nuestra ruta. Atravesaremos la sierra de Guadarrama entre puertos, con unas vistas espectaculares, y valles llenos de vegetación.

El primer pueblo que nos encontramos es Lozoya al pie del embalse de La Pinilla. Siguiendo por esta carretera nos iremos encontrando con Pinilla, Alameda y Oteruelo, todos ellos del Valle para a continuación llegar a Rascafría (¡Que reiteración!). Pasados 2 Kmts. nos encontramos con el Monasterio de El Paular, cuyo verdadero y completo nombre es Real Monasterio de Nuestra Señora de Santa María de El Paular. Me imagino que al igual que el edificio que empezó siendo un monasterio y unos reyes le añadieron un palacio, otros el atrio, otros tierras colindantes para las huertas y los jardines, otros modificaron la decoración interior, etc. al nombre original le han idos añadiendo más nombres hasta formar el actual. Si lo visitáis no os perdáis “El Transparente”.

Para los más aventureros y deportistas, desde aquí parten numerosas rutas a pie o en bicicleta que se adentran entre los montes y frondosos bosques de los alrededores.

A pocos kilómetros del Monasterio ¡Sorpresa!, control de la Guardia Civil, que apostados a la sombra de un buen pino nos hacen señas para que paremos. Con la cantidad de coches que deben circular por aquí, nos tienen que parar a nosotros con el coñazo que supone bajarse de la moto, poner el caballete, quitarse el caso, los guantes, rebuscar la documentación por el cofre… aparte de lo arriesgado que era parar en aquella carretera tan estrecha y sin arcén. Por ese motivo, pretenden hacer que nos metamos en un camino de tierra a lo que me niego porque lo normal es resbalarse y que la moto y/o el motero terminen por los suelos. Parece que lo comprenden. Sin más preámbulos, saludos de rigor, documentación:

1ª tensión: En ese momento me acuerdo que el domicilio del carnet de identidad, no coincide con el del carnet de conducir y ninguno de ellos coincide con el actual que pone en la póliza del seguro. Lo malo no son las explicaciones al agente o la multa, lo peor es cuando a solas B-B diga: “Ya te vengo diciendo desde hace años que lo cambies”. Afortunadamente no hay consecuencias con la autoridad.

2ª tensión: No tengo el recibo del seguro. Estoy tentado de darles el del coche que llevaba en la cartera pero como es del 2003 a lo peor se dan cuenta y no entienden la broma, así que pongo cara de chico bueno y le suelto la fotocopia del fax medio borroso de la póliza que en su día me mando Mapfre ya que el original después de 3 meses sigo sin recibirlo. El agente insiste: ¿Y el recibo?. Le digo que el recibo va incluido en la póliza que le he entregado donde figura la matrícula, el periodo de validez y el importe de la prima. Inasequible al desaliento como un martillo pilón, dice: pues el banco tendría que haberle mandado el recibo. ¡Tchan, tchan! Mi neurona reacciona y suelta: es que como la moto es nueva, el primer pago lo tuve que hacer en efectivo para que me dieran el seguro de alta en el momento y poder sacar la moto del concesionario. ¡Objetivo conseguido! Mientras guardo los papeles charlamos amigablemente sobre lo bonita que es la carretera, los accidentes de moto de este verano, lo locos que van algunos, etc. y cuando nos disponíamos a subir en la moto…

3ª tensión: el agente dice, “¿Eso del casco es un bluetooth?, ¡Glups! Ahora sí que nos han pillado. Me recompongo y le digo que efectivamente y le explico las excelencias del aparato, que como no lleva auriculares (ejem, … visibles) no te impide escuchar si viene otro vehículo y sobre todo que es muy seguro y no te distrae de la conducción porque si el pasajero necesita decirte algo no tienes que levantarte la visera y girar la cabeza para escucharle. Se muestra de acuerdo en que es un sistema estupendo y nos deja marchar. La verdad es que eran buenos chicos y no tenían ninguna intención de sancionarnos, que si no me había dejado la mitad del sueldo y de los puntos.
Continuamos nuestro camino con B-B resoplando por los auriculares por los nervios que había pasado cual si hubiera estado conteniendo la respiración durante todo el tiempo y ahora necesitara recuperar el aire a bocanadas. Se le pasa enseguida porque la carretera (continuamos en la M-604) es preciosa.

Vamos caracoleando entre densos pinares al tiempo que ganamos altura. Cada 100 metros que subimos hay un indicador con la altitud hasta llegar a los 1.830 mts. del Puerto de Cotos. Según suben los metros baja la temperatura y en un instante pasamos de los 30 a los 21ºC. A partir de aquí y aunque seguimos en la misma carretera, ahora se llama SG-615. Digo yo que vaya tontería cambiarla de nombre para los 6 Kmts. que discurren en suelo segoviano. Tras esta breve excursión por el extranjero volvemos a tierras patrias y enlazamos en el Puerto de Navacerrada con la M-601. Dadas las horas que iban siendo, bajamos hasta el pueblo del mismo nombre para comer. ¡Como siempre rozando la hora límite!

Llegamos a la plaza que encontramos abarrotada de restaurantes con terraza (en alguno de los cuales nos dicen que ya no sirven) pero afortunadamente había otros que sí y disfrutamos de una tranquila comida entretenidos en el trasiego de gente y el bullicio y la animación que había.
Tras un breve paseo por el pueblo, nos volvemos a subir en la moto para continuar nuestra excursión.

A la salida del pueblo, enlazamos con la M-614 dirección Guadarrama, que va serpenteando mientras descendemos y nos permite tener unas impresionantes vistas que se pierden en el horizonte. Atravesamos la A-6 por debajo de un puente y por arte de magia la carretera se convierte en la M-600. Pasamos por delante de la entrada al Valle de los Caídos (sin secuelas por el momento). Desde la carretera solo se ve la parte superior de la enorme cruz.

Pasamos Guadarrama repleta de urbanizaciones y bloques de pisos por todos lados y continuamos hasta El Escorial. Subimos a San Lorenzo y bordeamos el imponente Monasterio.

No sé si seguirá existiendo, pero yo recuerdo haberla visto hace mucho tiempo en un tejado, una teja dorada. Dicen que realmente es de oro macizo y que la mandó poner Felipe II, para que todo el mundo supiera que en aquella época, en España, había más oro que piedras. Después de admirar, según pasamos, la colosal obra, (Merece la pena ir con tiempo y verlo por dentro, pasear por las callejuelas del pueblo y sobre todo pararse a comer en algunos de los restaurantes de merecida fama gastronómica. Por cierto, reservar siempre porque están a rebosar) seguimos por la M-512 con dirección a Ávila para enfilar el mítico puerto de la Cruz Verde tan popular entre los motoristas madrileños.

Una vez coronado continuamos con dirección a Robledo de Chavela. Las vistas desde lo alto vuelven a ser espectaculares, la lástima es que en estas fechas se ve todo amarillo, pero en primavera debe estar precioso. Tras otra buena ración de curvas descendemos hasta Robledo. Allí cogemos una carreterilla estrecha que nos lleva hasta Fresnedillas de la Oliva y de allí a Navalagamella donde paramos a ver a mi padre y sobre todo a que nos invite a buen vino, jamón y queso, que no sé de donde los saca, pero nunca le faltan.
Un saludo a la afición.